En Argentina una heladera funciona con energía solar
Investigadores de la Universidad de Sarmiento y miembros de movimientos campesinos presentaron en la localidad de Cruz del Eje, en Córdoba (sureste de Argentina), una máquina que hace hielo y funciona con rayos solares . La heladera es ideal para zonas sin acceso a electricidad o gas y produce 5 kgs de hielo por día sin costo de mantenimiento.
Se presentaron dos prototipos de la heladera solar experimentales que serán instalados en los próximos meses en la región y que podrán funcionar a mediados del 2014. Estos son proyectos en conjunto del IPAF Región Pampeana del Instituto Nacional de Tecnología Argentina (INTA), la Universidad Nacional de General Sarmiento, el Movimiento Campesino de Córdoba (APENOC) y otros entes públicos del sector. (Ver video abajo)
El refrigerador, el cual ya había sido visiualizado, diseñado y puesto a prueba desde el 2011, está compuesto por tres partes: un panel solar fotovoltaico, un condensador y una cámara fría. Otra de las características es que mucho más amigable con el ambiente que las heladeras convencionales, ya que funciona con energía renovable.
Números fríos
Este prototipo con una capacidad de 50 litros, puede generar hasta 5 kilogramos de hielo diario, debido a que alcanza de dos a tres grados bajo cero. “Fue pensado para el volumen de leche remanente que tienen los productores caprinos de la región norte de Cruz del eje”, dijo Marcos Hall, técnico del INTA IPAF Pampeano.
Destacó que este desarrollo es de vital importancia, ya que en el noroeste de Córdoba viven cerca de 600 productores que tienen como actividad principal la producción caprina, carne, leche y derivados: “Gran parte no tiene acceso a las redes convencionales de energía: el gas envasado es caro y no es fácil conseguirlo, lo que dificulta la conservación de sus alimentos”.
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Entrevista a Rodolfo Echarri, Investigador del Conicet y profesor de la UNGS.
– ¿Cómo surgió el proyecto de crear una heladera solar?
– R.E.: Dadas las características de nuestra Universidad, que intenta una fuerte articulación entre lo académico y el aporte directo al mejoramiento del nivel de vida de la comunidad, decidimos dar un paso en este sentido. El tema de la heladera cumple con ese rol al mismo tiempo que desde el punto de vista académico presenta un desafío mucho mayor que el de un calentador solar, ya que implica el desarrollo de una bomba de calor.
– ¿Cómo está compuesto el equipo de trabajo?
– R.E.: l equipo está formado por dos “sub-equipos”. Uno en la UNGS, que cuenta por el momento con tres personas (y otra más a incorporarse en marzo) que tienen una característica muy pronunciada en común: la preocupación por hacer de la física una herramienta de acercamiento a la comunidad. Tanto Andrés como yo, hemos sido formados en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, mientras que Sergio y Ernesto (el próximo integrante) se formaron en esta Universidad.
La otra parte del equipo, que desarrolla el trabajo en República Dominicana, está formado por la Ingeniera Inna Samson que posee una maestría en Física del Calor y una serie de alumnos de ingeniería que van pasando para desarrollar partes puntuales del proyecto. En total ya han pasado once, gozando de una pequeña beca cada uno.
– ¿Cuáles fueron las dificultades que encontraron en el desarrollo del prototipo?
– R.E.: Hubo dificultades propias de cualquier proyecto de investigación (errores y aprendizajes de los mismos), pero también hubo dificultades no tan comunes, como por ejemplo, la falta de un lugar físico donde realizar el armado del prototipo (el primero fue armado en la terraza de mi casa), o la falta de dinero.
Sin embargo, dada la buena voluntad de la Universidad, en poco tiempo más contaremos con un lugar más adecuado.
– ¿Cuáles serían las vías para que la heladera solar llegue efectivamente a los potenciales usuarios?
– R.E.: Nuestro deseo es lograr un modelo apto para su uso y que logremos obtener financiamiento estatal o de otras organizaciones para producir heladeras a ser colocadas en lugares de alta necesidad. Dicho de otra forma, creemos que el estado tiene que jugar un papel fundamental en la distribución de los bienes.
– En tu opinión, ¿por qué no hay más proyectos con compromiso social como éste en Argentina?
– R.E.: En realidad, creo que la ciencia argentina (y en particular la física) está pensada en un contexto que no mira la realidad de nuestro país. Muchos científicos piensan que la verdadera ciencia es la totalmente aséptica, sin una relación directa con el contexto social, y no tienen en cuenta que el dinero de las investigaciones lo aporta toda la comunidad. Por eso, cuando se trata de un desarrollo tecnológico, a los científicos les da la impresión de estar haciendo “ciencia de segunda”
– El sistema científico evalúa la producción de los investigadores principalmente contando el número de publicaciones, ¿Qué reconocimientos tiene un proyecto de este tipo?
– R.E.: El reconocimiento es el mismo que en otros casos, se cuenta el número de publicaciones, pero no se tienen en cuenta las dificultades adicionales de este tipo de proyectos, donde lo más importante no es publicar sino producir un equipo lo más eficiente posible.